sábado, 25 de noviembre de 2017

Chimango alerta



“Ha llegado el momento querida,
de ausentarme quién sabe hasta cuándo.
En mis labios se asoma temblando
una mueca que dice el adiós...
Nuestro amor fue un amor del momento,
mi cariño fue un ave de paso
y tu beso de miel y de raso
fue un vaso sagrado que no olvidaré.

¡Adiós, muñequita de cobre!
Muchacha morena, tu amor tropical
exhala en mi alma su risa salobre
como una canción sentimental.
La luna de Río se queda
para que en las noches le cuente que yo
pasé por tu lado, viajero incansable,
pasé por tu lado y dejé el corazón.

Mi destino es andar en la vida...
Hice mal en soñar a tu lado.
Se ha teñido ese cielo rosado
al conjuro de darte esta adiós...
Perdoná mi promesa, morena.
Olvidá mi locura de amarte.
Buenos Aires mi obliga a dejarte
y bajo esos cielos con vos soñaré...




Enrique Cadícamo

Plaza de los dos Congresos, Buenos Aires



“Cuartito azul, dulce morada de mi vida,
fiel testigo de mi tierna juventud,
llegó la hora de la triste despedida,
ya lo ves, todo en el mundo es inquietud.
Ya no soy más aquel muchacho oscuro;
todo un señor desde esta tarde soy.
Sin embargo, cuartito, te lo juro,
nunca estuve tan triste como hoy.

Cuartito azul
de mi primera pasión,
vos guardarás
todo mi corazón.
Si alguna vez
volviera la que amé
vos le dirás
que nunca la olvidé.
Cuartito azul,
hoy te canto mi adiós.
Ya no abriré
tu puerta y tu balcón.

Aquí viví toda mi ardiente fantasía
y al amor con alegría le canté;
aquí fue donde sollozó la amada mía
recitándome los versos de Chénier.
Quizá tendré para enorgullecerme
gloria y honor como nadie alcanzó,
pero nada podrá ya parecerme
tan lindo y tan sincero
como vos.



Mario Battistella